En este momento estás viendo Sálvame para poder salvarte a ti

Sálvame para poder salvarte a ti

“Ella quería regalarle algo único, irrepetible, personal, íntimo y valioso. Todos estos eran los requisitos que debía de tener el regalo que quería hacerle a su marido en la Navidad de 2014.

Lo vi claro desde el principio, lo único que puede cumplir todos esos argumentos, sólo lo podía encontrar dentro de su ser, en lo más profundo de su corazón…

Me senté a su lado y empezamos esta hermosa aventura de plasmar sus sentimientos…”

Agradecimientos

Sin Él ahora no estaría viva, y me refiero a viva no sólo en sentido físico, sino mucho más que eso. Gracias por tu infinita paciencia, por tu amor incondicional, por tus abrazos, tus caricias y sobre todo, gracias por elegirme.

A Carla, por haberme abierto la puerta del Yo, el Yo que es respetable y digno de ser respetado, el Yo que no toma malas decisiones, si no que va adquiriendo experiencias y crece en este complicado camino que es la vida.

A Ana por su bondad y su tiempo, por utilizar todas sus armas con tal de que yo sonría. A Francisco, porque, muchas veces con su silencio dice más que con mil palabras.

A mis amigos, porque aunque pasen los años, aunque tenga épocas de distanciamientos, siempre están ahí cuando los necesito.

Papá, mamá, Jorge, siempre habéis estado y siempre vais a estar, a vuestra manera y yo a la mía, es un amor raro el nuestro, pero…¿cuál es el perfecto? Os quiero con todo mi corazón.

Chiara, mi princesa, mi motor, mis manos ahora, tan pequeñita y a la vez tan grande. Tú le das sentido a cada día.

A todos los que hacen que alguna vez sonría, llore, me enfade, grite… porque eso significa que sois importantes para mí.

Prólogo

 Si todas las personas llevásemos una guía de instrucciones bajo el brazo, como si fuésemos electrodomésticos, la vida y las relaciones serían muchísimo más fáciles y placenteras. ¿No crees?

Pero se perdería gran parte de la magia… Esa magia que es lo desconocido, porque ya sabríamos la respuesta a todos los comportamientos y las reacciones de aquella persona que tenemos en frente y eso, en los principios, nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas, o lo que es lo mismo a veces, decisiones racionales.

Por esto creo, que como nosotros tuvimos, todas las relaciones deben de pasar por ese principio, ese principio en el que no dejas de sorprenderte, porque cada movimiento, cada conversación, cada estímulo es algo nuevo y atrayente hasta poder llegar a envolverte el corazón tan fuerte que ya nada lo pueda desgarra . Y es eso lo que tenemos nosotros, hablo en plural porque te conozco y se que me quieres con todo tu corazón, al igual que yo, porque nuestros corazones se envolvieron tan fuerte aquella tarde de diciembre, tan fuerte que ya nada puede romper ese lazo.

El lazo no se puede romper, pero eso no quiere decir que no se estire, se estríe, sufra, porque hay factores con los que no podemos luchar y arremeten fuertemente contra nuestros corazones. Factores como el tiempo, la rutina, la dejadez, el trabajo, la familia, los amigos, la tristeza…y muchos más que van pasando y poniendo a prueba nuestros lazos.

Hasta ahora, ¿estás de acuerdo conmigo? Te estoy viendo con tu media sonrisa asintiendo que sí. Pero también sé que aún no tienes ni idea de lo que tienes entre las manos… me equivoco?

No.

Este mini libro, relato, manual o como quieras llamarle, porque ni yo misma se cómo definirlo aún, trata de ser una pequeña guía de aquellas cosas que harían que mi lazo se deteriore pero con la solución para que esto no ocurra, o si ocurra, tú lo subsanes. ¿Me explico?

Si, exacto, trata de ser ese manual de instrucciones en el que intento explicar cómo reaccionar ante ciertas situaciones claves para mí, y en las cuales si se toma el camino equivocado las consecuencias pueden ser atroces, mientras que si voy poco a poco superándolas, a la larga me va a reforzar tanto, me va a venir tan bien, que sus beneficios serán repercutidos en ti, en nuestros corazones y en todo lo que hemos construido hasta ahora.

Por lo que, así a simple vista puede parecer que es más para ayudarme a mí que para ayudarte a ti, y en cierto modo es verdad. Pero si me salvas yo podré salvarte.

No quiero que te sientas responsable, no quiero que esto sea una carga para ti, al contrario. Quiero que esto sea uno de los pilares de nuestro amor, de nuestra familia, porque créeme, esto intenta ser un acto de gratitud infinito hacía ti, porque las palabras que encierran este relato no pueden ser leídas por cualquiera, sólo tú eres dueño y señor porque yo lo he decidido.

Y es que, querido esposo mío, el manual de instrucciones de cada persona sólo debe tenerlo su corazón entrelazado, porque es ante él donde nos mostramos desnudos, débiles, sin tapujos, y porque sólo a él es a quien hay que rendirle cuentas.

Decidimos emprender este viaje juntos, y prometí cuidarte y voy a hacerlo. No quiero fallar en mi misión, pero a veces me desvío, por esto y sólo por esto plasmo aquello que me nubla y te pongo la señal que me tienes que mandar para que vuelva a ver con claridad.

Es un juego, el juego de Él y …, el juego dónde no hay primeros ni últimos, donde no se gana ni se pierde, sólo se ríe, se llora, y sobre todo SE AMA.

En sociedad

Con mi padre

Nunca vas a ganar esta batalla. Para mí, es y será siempre una referencia aunque no sea constructiva en la mayoría de situaciones. Déjame que me equivoque tantas veces como haga falta. Sólo estate a mi lado para que la caída duela menos y no uses reproches ni “ya te lo dije”, simplemente tiéndeme tus brazos y seca mis lágrimas.

Con mi madre

Somos la cara y la cruz y eso no lo voy a poder cambiar. Pero es mi madre, y ahora que soy madre entiendo perfectamente que su amor hacia mí es incondicional e infinito. Por esto, cuando veas que me vence mi histerismo, que me saca de mis casillas y se me olvide mi papel de hija, dímelo, párame y recuérdame como quiero yo a mi hija, y que una madre necesita, tanto como una hija, un abrazo, un beso y comprensión. Te estaré eternamente agradecida.

Con mi hermano

Ya conoces lo unidos que hemos estado a pesar de llevarnos nueve años de diferencia. Pero a veces, tal vez por la distancia, o porque me pierdo en el día a día se me olvida de que está ahí y de que necesita a su hermana mayor. Así que recuérdame de que le llame al menos una vez por semana, me lo he propuesto y quiero hacerlo, debo hacerlo. Podría ponerme un día concreto, así te resultará más fácil recordarlo a ti también.

Con tu madre

Sabes que quiero a tu madre muchísimo, la adoro y que su punto de vista para mí es muy importante. Pero a veces, con tal de complacerla, dejo a un lado mi opinión y mi criterio. Si alguna vez lo detectas, házmelo saber después, en la intimidad, recuérdame que lo que yo pienso, que mi punto de vista también tiene valor, eso hará que con el tiempo corrija este defecto y me valore como debo.

Con mis amigas

Siempre he sido la “rarita” del grupo y eso no va a cambiar, y ellas me van a seguir queriéndome igual. Cada una, con sus defectos y sus virtudes, aportan algo a mi vida que no quiero perder. Por esto, cuando pase el tiempo sin verles, cuando nos distanciemos por las circunstancias que nos rodea a cada una, ayúdame a coger el teléfono y llamar, a no ver sólo esos pequeños desacuerdos que nos separan, recuérdame todos los momentos buenos vividos que siempre prevalecerán sobre los menos buenos y todo lo positivo que hasta ahora han aportado a mi vida.

Con tus amigos

Debes reconocer que tus amigos son de los que “hay que darles de comer a parte”, pero son los que tienes y los que han hecho de ti esa maravillosa persona que eres ahora. Por esto, cuando me sienta distanciada con ellos, poco valorada o simplemente indiferente para ellos, cuéntame las veces que haga falta lo que opinan sobre las mujeres de sus amigos, repíteme que no es nada personal contra mí y sobre todo, nunca te veas en la obligación de elegir, ni yo ni ellos te lleven a ese cruce, porque estamos en eslabones diferentes de tu vida y todos los eslabones son igual de importantes.

Con desconocidos

En situaciones de miedo a lo desconocido, cuando no conozca a quien tengo frente a mí, sabes que como escudo, muchas veces me muestro como no soy en verdad. No permitas esto, si lo detectas, indirecta o directamente dime que te has dado cuenta, que me relaje y sea yo, que será mucho más fácil y estaré mucho más cómoda mostrándome como soy. Si no les gusto será porque no podrán pasar del papel de “desconocidos”.

Comidas/Cenas

Si te encuentras con mi miedo, mi rigidez, apriétame la mano si estás a mi lado como tú sabes para calmar mi tensión. Si no estás a mi lado, intenta que se crucen nuestras miradas y con tus ojos, como también conoces, trasládame a ese estado de confianza en nosotros.

Cuando esté débil, con el tiempo aprenderás a saber cuándo estoy más fuerte y cuando no, atiende que la comida, en la forma de lo posible se adecue a mí. Adelántate a pedir cosas que me gustan e intenta compartirlas conmigo. Esto no debe ser la norma, sino sólo en situaciones de debilidad, que con el tiempo tú y yo sabemos que aprenderé a controlar y, con toda seguridad, terminarán desapareciendo

Frente a un público grande

Cuando tenga que hablar en público, dar algún discurso, algún tipo de formación etc. y me notes nerviosa, insegura, no intentes relajarme o decirme que saldrá bien, porque tú y yo sabemos que no me voy a calmar. Simplemente dime que confías en mí, grítame “yo confío en ti” porque es lo único que necesitaré oír.

Chiara

No quiere comer

Estamos de acuerdo en que hoy por hoy nuestra pequeña no es una niña comilona que digamos, ni mucho menos curiosa por los sabores culinarios. No dejes que esto me obsesione, cuando veas que mi día se va a torcer por esa cucharada que hoy no quiere o por el hecho de que por no haber respetado su hora o habernos saltado la siesta no quiere comer, me amargue el día. Háblame siempre de que la niña está sana, que si un día come menos no importa, lo importante es que estamos juntos, y que es más importante el ambiente familiar, la alegría de hacer cosas juntos, que esa cucharada. No dejes que la comida coaccione nuestra vida con ella.

No duerme

No es culpa tuya ni mía que no le guste irse a la cama. Así que ayúdame a entender que siempre que la acueste va a llorar e intentar que no lo haga, aunque esté muerta de sueño y tarde un minuto en dormirse. No nos pongamos nerviosos, sólo que, el día que nos diga por su propia boca que quiere dormir, acuérdate de descorchar una botella de vino y brindar por nuestra enana.

Cuando esté enferma

Si entro en el bucle del “no debería…” para intentar echarme la culpa de que haya enfermado, ponle freno y dime seriamente que todos los niños se ponen enfermos, al igual que los mayores y que no podemos hacer nada, sólo que hacer lo que nos diga el médico para prevenir y para que se mejore lo antes posible. No dejes que entre en ese círculo de culpabilidad que me ciega y no me deja ver más allá de mis narices, y que incluso, a veces anula mis aptitudes como madre, y es en ese momento cuando tienen que estar al 100%.

Si le grito

A veces pierdo los papeles y grito y sabemos que eso no es lo eficaz. Cuando veas que mis nervios me hacen hacer cosas que no quiero ayúdame y o bien, coge tú las riendas de la situación y me mandas a que me relaje, pero por favor, siempre con buen tono, no dejes que yo te contagie, no es justo para la niña que estemos los dos contaminados a la vez, o bien intenta llevarme a razón con tu actitud tranquila y noble, que la tienes, y vuelve a crear esa armonía que nos une.

Recuérdame siempre que…

  1. Lo hago lo mejor que sé y puedo
  2. Somos dos padres y no solo una madre
  3. Nunca pierda mi norte: mi familia
  4. Si río mi hija sonreirá, si estoy enfada mi hija estará ¿Cómo quiero que esté?
  5. No importan las paredes pintadas, el suelo sucio, si no su cara de felicidad y las carcajadas vividas con ella
  6. Cada minuto que pasa es un minuto que no vuelve nunca
  7. Mi hija no entiende de barriga, ni de culo, ni de muslos, entiende de cariño, abrazos, alegrías vividas con su madre
  8. Para que haya orden, primero tiene que haber desorden…desordenemos de vez en cuando
  9. Que nunca nos va a pasar nada porque tus brazos nos protegen de todo
  10. Para mi hija soy la mamá perfecta

 

Nosotros

De fiesta

Salgamos a bailar de vez en cuando. Es algo que nos encanta y sabes que a veces hasta lo necesitamos.

Si ves que no es posible, prepara, o incítame a preparar una disco en casa. Seleccionemos juntos la música que vamos a querer escuchar, la bebida que queremos tomar e incluso vistámonos para la ocasión. No olvidemos nunca por qué nos queremos tanto y por qué nos encanta estar juntos. Si lo olvido…Sácame a bailar! Verás cómo me recuperas, porque no es el hecho de bailar lo que me atrae, si no el hacerlo contigo.

En familia

Sabes que no me gusta que me beses o abraces cuando estamos con la familia, sobre todo con la tuya, me entra pudor. MENTIRA. Ten tantos gestos cariñosos como desees, en el fondo me encantan, es ese pudor lo que ya con esta edad me tengo que quitar, a quien no le guste que me des de vez en cuando un beso que no mire, a mí me encanta.

En el desayuno

No dejes nunca que perdamos esta costumbre de desayunar juntos tantas veces que podamos. Ya que “desayunar juntos” es una de las cosas que hace unos años nos unió más aún si cabe.

Acuérdate siempre de aquella mañana de diciembre cuando irrumpí en el bar donde desayunabas y me senté contigo sin pedirte permiso, rompiendo esa vieja costumbre de tu silencioso desayuno con café y periódico, que a partir de ese día ya no volvió a ser silencioso, y que necesitamos que nunca más lo sea.

Al levantarnos

Aquellos días que detectes que me he levantado de mal humor, o triste, ya sabes que es porque algo me ronda por el coco, algo no saludable. No intentes preguntarme qué es, porque si lo haces sabes que no te lo voy a decir, simplemente mírame y dime que “estoy muy guapa”

aunque esté echa una zarrapastrosa, e intenta que no te contagie mi desánimo. Mímame, si cabe, un poco más de lo normal, y deja que se me pase sólo.

Al acostarnos

Intenta, cuando yo no lo haga o se me olvide, que hablemos antes de dormir, ya acostados en la cama, abrazados. Digamos nuestras cosas positivas de ese día y recemos como hacíamos hace un tiempo. Eso nos une y nos da serenidad para afrontar la noche oscura. Abrázame siempre al terminar y pídeme un beso si no te lo he dado ya.

En la intimidad

Me conoces mejor que nadie y aceptas como soy. No es mi fuerte el sexo y lo sabes, pero sí me gusta “hacer el amor”. Cuando digo No es que no y lo respetas, eres el mejor amante del mundo por eso, porque “amas” ante todo.

No soy la más apasionada, ni la más decidida, pero sí te puedo decir que cuando te amo, lo hago de verdad y que cada caricia es sincera.

Sigue como hasta hoy, con tu extrema delicadeza y entendiendo cada gesto.

No prometo que vaya a cambiar, pero sé que tu paciencia es infinita y que tu amor por mi va más allá que la locura y eso me tranquiliza, cuando tenga dudas dímelo como haces ahora.

Al teléfono

Aún después de ya unos años, sigo pensando que no sabemos hablarnos por teléfono. Reconoce que no nos entendemos muchas veces, y esto, a la vez que irónico resulta bastante gracioso. Así que te pido que cuando me cabreé por esos malentendidos de “te dije que…” o “yo pensaba que…” intenta que pasen de largo con alguna de tus ingeniosas frases que hacen termine riéndome de mí misma. Ya que, seamos sinceros, esto siempre nos va a pasar y es nuestro sino, quizá es otro motivo por el que estamos juntos.

En desacuerdo

Sabes que en un 75% de las veces estamos en desacuerdo, y que nos gusta discutir, aunque no suene muy divertido. Pero cuando te alce la voz, cuando mi mal genio lleve esa discusión a un griterío ordinario, recuérdame lo que nos gusta conversar, esas largas charlas con una cerveza o un café, donde cada uno expone todos sus puntos de vista y entre los dos analizamos la situación y al final llegamos al mismo sitio. Porque eso es lo que nos hace grandes, que en el 25% de las cosas importantes estamos de acuerdo, y en el 75% de las restantes llegamos al acuerdo juntos.

Ante situaciones adversas

Cuando nos encontremos ante situaciones que no podemos controlar, mantennos unidos, es lo único que podemos hacer.

Conmigo misma

Mi yo íntimo

Respétame siempre como hasta ahora, sólo tú sabes mis limitaciones y hasta dónde puedo y quiero llegar.

Mi yo triste

Sé que hay épocas donde este yo es el dominante. Nunca te culpes por ello, no es culpa tuya. No intentes entenderme sólo no me juzgues, y mímame porque lo necesito sin pedir explicaciones y nada a cambio.

Mi yo alegre

Este debería ser el dominante, porque tengo todos los motivos necesarios para estar alegre. Así que cuando lo veas aprovéchalo, absorbe todo para ti, para llenar tus reservas, exprímelo porque si estoy alegre es en la gran mayoría por tenerte a ti, por teneros a los dos.

Mi yo inseguro

“yo confío en ti” es lo único que puedes hacer hacia esta faceta mía. Si tú confías en mí, lo demás está de sobra, porque aunque me equivoque tú estarás siempre ahí.

Mi yo derrotado

Cuando me veas abatida, recógeme, abrázame y sácame de mi posición de mártir. Hazme reaccionar como tú sabes, porque perderé muchas batallas pero la guerra es mía, es nuestra.

Mi yo gordo

Encontrarte con este quizá sea uno de los más difíciles, ni yo misma sé que decirte para controlarlo. No le hagas caso, no lo alimentes, intenta que no te importe por muy difícil que sea, a lo mejor si se ve carente de atención termina por marcharse. Cuando lo veas, ponte otras gafas, las de Yo libre, o Yo alegre y actúa como tal.

Mi yo agresivo

No suele salir mucho, pero a veces sale, ante este yo tienes mi voluntad para afrontarlo con su misma arma, porque ten esto presente, no te mereces que te trate así, ni que te hable así. Por esto redímelo hasta que consigas oír una disculpa, después pasará por otros Yo que ya sabrás cómo controlar. Te pido ya perdón de antemano.

Mi yo colapsado

Ante mis bloqueos mentales. Ayúdame a salir del colapso. Intenta que analice la situación y yo misma me desbloquee, a veces sabes que será difícil pero no imposible.

Mi yo egoísta

Sabes que este yo viene muchas veces disfrazado. Pero cuando lo descubras, por mucho que me duela, siempre con tu buen hacer y buenas palabras, aunque esté dolido, muéstramelo, porque a veces su disfraz es tan bueno que ni yo misma lo noto. Muéstramelo que yo misma sabré hacerlo desaparecer.

Mi yo miedoso

El miedo me domina muchas veces y no me deja tomar decisiones, con que estés a mi lado bastará, tus abrazos son mi escudo más fuerte.

Mi yo libre, feliz, pleno

Cuando percibas este yo, felicítate, date un capricho porque es obra tuya.

ÉL

Tus deberes

  1. Besarme cada vez que lo desees siempre y cuando las circunstancias lo permitan
  1. Abrazarme si lo necesito, tanto si lo pido de forma explícita como si lo pido implícitamente
  1. Quitarte los zapatos al entrar en casa
  1. Abrigarme si tengo frío
  1. No permitir que nos quedemos sin papel en el baño
  1. Cogerme la mano si lo consideras oportuno
  1. Respetar mis silencios
  1. Meter agua fría en la nevera
  1. Hacerme reír, como mínimo, una vez al día
  1. Llevar este manual contigo hasta que te lo aprendas de memoria

Tus Derechos

  1. Recibir los abrazos y besos que quieras de mi
  1. Ir a la tienda de comics de vez en cuando
  1. Contar chistes
  1. Jugar a la videoconsola dos horas a la semana
  1. Llorar si lo necesitas
  1. Quedarte en silencio de vez en cuando
  1. Dormir alguna que otra siesta
  1. Andar descalzo
  1. Estar triste
  1. Contarme lo que haces en el gimnasio

Mi lista de gratificaciones

A veces damos por hecho que las cosas que nos ocurren rutinariamente ocurren porque tienen que ocurrir y punto. ¿Hasta qué punto esto es así? ¿Quién ha establecido lo que es normal o no? Y es por esto, por lo que muchas veces olvidamos dar las gracias , porque creemos que esas pequeñas cosas o gestos que recibimos a lo largo de un día, son porque tienen que ser.

Un día cualquiera, hice un ejercicio, apuntar todas aquellas cosas que haces, que consiguen que mi día a día sea mucho más fácil y que no te agradezco.

Intentaré hacerlo más, implícita o explícitamente, lo intentaré.

GRACIAS POR…

  1. Ese beso de buenos días
  2. Preguntarme cómo he dormido
  3. Otro beso en el desayuno
  4. Fregar los cacharros
  5. Ayudarme a preparar a Chiara
  6. Bajar la basura
  7. Mirarme
  8. El siguiente beso
  9. La llamada a mitad de mañana
  10. Ese email perdido con un te quiero
  11. Darme las gracias por la comida
  12. Prepararme el café
  13. Dejarme el baño grande
  14. La llamada a media tarde
  15. Recoger a Chiara de la guardería para que yo trabaje
  16. Esperarme juntos en el hall para recibirme
  17. Ayudarme con la cena
  18. Preguntarme qué tal el día
  19. Ese beso de buenas noches
  20. Abrazarme a mitad de noche

Esta entrada tiene un comentario

  1. Carlos Ortega

    Excelente!!! Te aporta aporta sensatez, calma y un punto de vista de las cosas diferente a lo que estamos acostumbrados. Por regla general, muchas de las cosas descritas se nos olvidan a menudo y poder tener a alguien al lado que nos las recuerde y en ocasiones nos guíe es una de las mejores cosas que nos puede pasar!!

Deja una respuesta